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Masonería en Venezuela

De La Venciclopedia

Sus orígenes en Venezuela están ligados a la emancipación y a los libertadores, siendo un tema complejo, oscuro y todavía falto de una investigación seria y desapasionada. Por lo que respecta a Simón Bolívar sabemos que perteneció, en 1805-1806, a la logia San Alejandro de Escocia de París. Sin embargo, su nombre no aparece después en ninguna logia de la Gran Colombia, ni de Venezuela.

Por otro lado, según el historiador Américo Carnicelli, encontramos masones no solo en las tropas libertadoras, sino también en el ejército realista. De las llamadas logias Lautaro, Reunión Española, Caballeros Racionales (ninguna de las cuales funcionó en Venezuela) hay que decir que no eran logias masónicas, sino sociedades políticas patrióticas. No está de ningún modo comprobado que Francisco de Miranda estuviese directamente relacionado con alguna de esas asociaciones políticas. Se ha escrito también que él, personalmente, se afilió a una logia masónica regular en Filadelfia en 1783, según unos autores, o en París en 1797, según otros, pero no se han encontrado pruebas de que haya pertenecido a la masonería.

En Venezuela, una de las primeras logias que existió tuvo su sede en Puerto Cabello hacia 1804-1806; así lo afirman los testimonios, algo posteriores, del arzobispo Narciso Coll y Prat y del abogado Juan Germán Roscio. Uno de los miembros de esa logia era el letrado José Gutiérrez de Rivero, y a ella concurrían oficiales del apostadero naval de aquella población. Por esa misma época se intentaba fundar en la isla de Margarita otra logia, que según Roscio era promovida por un fraile franciscano "pero fue delatada y se frustró". Tal vez era la logia San Juan de la Margarita, que según el historiador Helio Castellón fue fundada allí en 1808.

Ya iniciada en América la Guerra de Independencia, varios hispanoamericanos residentes en Cádiz y en Londres fundaron en 1811 asociaciones secretas para contribuir a la emancipación, las cuales han sido confundidas con logias masónicas, pues adoptaron aspectos de su ritual. En Londres, entre otros, participaron Andrés Bello y Luis López Méndez. En Cádiz, Rafael Diego Mérida, miembro de la Sociedad de Caballeros Racionales, quien regresó luego a Venezuela, vía Filadelfia, con el encargo de fundar en Caracas una sociedad filial. No se sabe si llegó a hacerlo, pero en 1813 el padre Manuel Vicente de Maya lo acusaba de haber intentado durante la Primera República "...establecer aquí una logia de Francmasones...".

No hay pruebas seguras de las actividades de otras logias, como la Patria, que se dice fue fundada en Campano en 1814, y la Colón, que habría existido en Caracas entre 1811 y 1815. En cambio, con la llegada a Venezuela ese último año del ejército expedicionario cuyo jefe era el general Pablo Morillo, vinieron varios jefes españoles afiliados a la masonería. Entre ellos Salvador de Moxó, Miguel de la Torre y Juan Bautista Pardo. La Inquisición caraqueña recibió la denuncia de que Morillo era grado 33.

Entre 1817 y 1818 existían en Caracas 2 logias, una de las cuales tenía su sede en la casa del comerciante Francisco González de Linares, cuyo hermano Manuel era también un prominente masón. El inglés John King, de paso entonces por Caracas, realizaba proselitismo masónico. Al mismo tiempo, y sin que hubiera forzosamente relación entre estas actividades, en el territorio guayanés dominado por los republicanos, un comerciante inglés, James Hamilton, crea en 1818 en Angostura la Concordia Venezolana, bajo la autoridad de la Gran Logia Provincial de Kingston (Jamaica).

Entre los militares británicos que se alistaron en el ejército republicano había varios masones, que fundaron la logia Columbiana, ya activa en diciembre de 1820, y que en febrero de 1821 celebró una sesión en Achaguas, donde estaba acantonada la Legión Británica. En 1821, en Caracas, aparece el taller La Unión, y en Valencia la logia Concordia, ambas dependientes de la Gran Logia de Pennsylvania. A partir de 1821, tras la batalla de Carabobo, se organiza la masonería venezolana instalándose en 1822 las logias Protectora de las Virtudes en Barcelona, Perfecta Armonía en Cumaná, Fraternidad Colombiana en Caracas, Valor y Constancia en Valencia, Unanimidad de Cartago y Bolívar, en La Guaira, todas ellas con cartas patentes de la Gran Logia de Maryland (Baltimore). En 1823 lo hacen Regeneradores en Maracaibo y Aurora en La Guaira, esta con carta patente de la Gran Logia de Nueva York

Al inicio de 1824 existen en Angostura las logias The Eastern Star of Colombia número 379 con carta patente de la Gran Logia de Escocia, y La Concordia número 792, con carta patente de la Gran Logia Unida de Inglaterra. Uno de los más antiguos libros masónicos que se publicaron en Venezuela, posiblemente el primero, fue el titulado Espíritu de los Estatutos y Reglamentos del Orden Frac-Masónico [sic] y Diccionario de todos los términos y expresiones que están en uso para los trabajadores de las Logias, impreso en Cumaná en 1823 y redactado por Manuel José Ribas, de la logia Perfecta Armonía.

El 16 de mayo de 1824 se funda en Caracas la Gran Logia de Colombia y se instala solemnemente el 24 de junio de ese mismo año, siendo Diego Bautista Urbaneja su primer gran maestre. Su territorio, la República de Colombia de entonces, abarcaba los departamentos de Venezuela, Nueva Granada y Quito. Las logias venezolanas que de inmediato pasaron a formar parte de la obediencia de esta Gran Logia, fueron Protectora de las Virtudes (Barcelona), Perfecta Armonía (Cumaná), Unanimidad de Cartago (La Guaira), Concordia (Valencia), Unión (Caracas), Fraternidad Colombiana (Caracas), Virtud Premiada (Campano), Regeneradores (Maracaibo), Libertad (Puerto Cabello), Valor y Constancia (Valencia), Bolívar (La Guaira), Guaira (La Guaira) y Concordia Colombiana (Caracas). A estas se añadieron pronto otras como Concordia Venezolana (Angostura), Unión Filantrópica (Coro), Amistad (Barquisimeto), Aurora (San Felipe), San Juan de la Constancia (Guanare) e Hijos de Colón (El Tocuyo).

Paralelamente, el Supremo Consejo de Nueva York, presidido por José Cernau, envió en 1823 patentes a 3 capítulos de Cumaná, Barcelona y La Guaira. A mediados de la década de 1820 la actividad masónica se hizo muy conspicua en Caracas. El Cabildo Eclesiástico de la catedral observaba con alarma que durante un entierro celebrado en diciembre de 1824 en la iglesia de San Pablo se habían visto insignias masónicas. En 1825, el masón brasileño José de la Natividad Saldanha, residente en Caracas, publicaba un folleto anticatólico dedicado al masón venezolano Juan de Escalona Arguinzones, e incluía en la dedicatoria símbolos de esa asociación.

Después de la crisis política debida a La Cosiata y del atentado contra su vida en Bogotá, el Libertador Simón Bolívar, por decreto dado en esa ciudad el 8 de noviembre de 1828, prohíbe las asociaciones y confraternidades secretas, clausurándose inmediatamente todas las logias masónicas existentes en las diferentes ciudades de la República. Poco después, al separarse Venezuela de la Gran Colombia, el 22 de septiembre de 1830, los masones venezolanos se reorganizaron en Caracas, de forma independiente, fundando la Gran Logia de Venezuela, bajo la Gran Maestría de Diego Bautista Urbaneja. Año y medio después los masones venezolanos, que se encontraban investidos del grado 33 de la masonería escocesa, resolvieron constituir el Supremo Consejo del Grado 33 para la República de Venezuela, y a tal efecto se reunieron en Caracas el 4 de mayo de 1840, siendo elegido como soberano gran comendador José Antonio Páez, entonces presidente de la República.

El Supremo Consejo de Venezuela, unido a la Gran Logia de Venezuela, constituyeron en Caracas, el 31 de enero de 1841, el Gran Oriente Nacional de Venezuela. El general Carlos Soublette fue su primer gran maestre. En julio de 1841 se instaló la Gran Logia de Caracas, de las nuevas autoridades masónicas. La lista impresa la encabezaba el gran maestre Carlos Soublette, Diego Bautista Urbaneja y Tomás J. Sanabria seguidos del secretario José Ignacio Chaquert, el gran orador Pedro Núñez de Cáceres, el vigilante José María Lovera, el tesorero J. Theodor, el guardasellos Felipe Esteves, los maestros de ceremonias Roberto Basalo y José de Austria, el hospitalario José Manuel Morales y los expertos Juan José Conde, Esteban Escobar, Gerónimo Pompa y José María de las Llamozas. El impresor, también masón, fue George Corser.

En 1843, la Gran Logia de Venezuela reagrupaba los talleres Perfecta Armonía número 2 (Cumaná), Unanimidad número 3 (La Guaira), La Unión número 5 (Caracas), Concordia número 6 (Caracas), Libertad número 11 (Puerto Cabello), Unión Filantrópica número 12 (Coro), Concordia número 13 (Valencia), Regeneración número 15 (Maracaibo), y América número 17 (Caracas), Restauración número 23 (Río Chico), Caracas Madre número 24 (San Fernando de Apure), Tolerancia número 25 (San Felipe), Aurora de Petare número 26 (Petare), La Paz número 27 (Valencia), Unión de Baúl número 28 (El Baúl), Independencia número 30 (Puerto Cabello) y Victoria número 31 (Nirgua).

En 1847 se produjo una escisión en la masonería venezolana, al ser creado un Gran Oriente disidente. Puesto que muchos miembros de la élite pertenecían a la masonería, los enfrentamientos políticos repercutían en el seno de esa institución; además de Páez y Soublette, fueron también masones el general Santiago Mariño y los presidentesJosé Tadeo y José Gregorio Monagas. Por otra parte, desde mediados del siglo XIX el progresivo debilitamiento en Venezuela del poder temporal de la Iglesia católica y la creciente, aunque no muy intensa, secularización de la sociedad venezolana permitieron un mayor desarrollo de las actividades públicas de la masonería, si bien las sesiones o "tenidas" de las logias conservaban su carácter secreto, reservadas a los iniciados. También empezaron a ser edificados templos masónicos que ostentaban en la fachada los símbolos de la orden, como el de La Guaira, inaugurado en 1853.

El joven Antonio Guzmán Blanco pronunció uno de sus primeros discursos en las exequias masónicas del general Santiago Mariño, fallecido en 1854. En 1861 se reimprimió en Caracas el Diccionario masónico razonado. Todo esto no significaba que la oposición de la Iglesia hubiese cesado. En 1863, cuando José Félix Blanco obtuvo del papa Pío IX la rehabilitación como sacerdote, una de las condiciones que se le impusieron fue la de abjurar públicamente de la masonería. Después de terminada la Guerra Federal se produjo la reunificación de los dos grandes sectores de la masonería (cuando gobernaba otro presidente perteneciente a esta, el mariscal Juan Crisóstomo Falcón), el 30 de abril de 1865, adoptando el nombre de Gran Oriente Nacional de Venezuela bajo la Gran Maestría de Ramón Díaz. Este Gran Oriente comprendía una Gran Logia, un Gran Capítulo, un Gran Consistorio y un Supremo Consejo.

Desde 1863, un grupo de masones de la logia Esperanza de Caracas, entre quienes figuraban Isaac Pardo y Casiano Hernández, había constituido la Sociedad del Templo Masónico y empezaron a recabar dinero y a adquirir lotes de terreno, a fin de edificarlo, entre las esquinas de Jesuitas y Maturín; la primera piedra fue colocada en septiembre de 1864, con discursos de Fernando Arvelo y de Pardo. Como el acto fue público, el segundo de esos oradores se valió de la oportunidad para exponer los postulados y objetivos de la institución a la cual pertenecía. Los trabajos se prosiguieron durante los años siguientes.

Durante el régimen de Antonio Guzmán Blanco (1870-1887), la masonería se fortaleció y se extendió en Venezuela. Con el apoyo decisivo de ese presidente fue concluida la construcción del templo masónico de Caracas, inaugurado por él el 27 de abril de 1876. Las logias lo declararon «Gran Protector de la Institución Masónica en Venezuela», y como tal tuvo que enfrentar el cisma que se produjo en 1882 y que quedó resuelto en 1884. A fines de 1882 componían la masonería venezolana, según las denominaciones de la época, un Superior Consejo del Grado 33 con 48 miembros, un Gran Consistorio con 54 príncipes, un Consejo de Caballeros Kadosch con 88 miembros, un Soberano Consejo con 40 príncipes rosacruces, una Gran Logia con 60 hermanos y 750 masones regulares pertenecientes a 19 logias simbólicas.

Varios de los presidentes de la República que sucedieron a Guzmán Blanco hasta fines del siglo, como Raimundo Andueza Palacio yJoaquín Crespo, pertenecían también a la masonería. Con la llegada de Cipriano Castro al poder en 1899 esta perdió gran parte de su influencia en las altas esferas del Estado, aunque el presidente hizo restaurar en 1904 el templo de Caracas, que había sido afectado por el terremoto de 1900. "Las logias", escribió el historiador Helio Castellón, "dejaron de ser puntos de atracción social y política".

La misma situación prevaleció durante el régimen de Juan Vicente Gómez quien, sin perseguir a la masonería como institución, tampoco la favoreció. El 18 de agosto de 1916 el Gran Oriente Nacional de Venezuela se disolvió dando nacimiento a dos organizaciones diferentes: el Supremo Consejo 33 del Rito Escocés Antiguo y Aceptado y la Gran Logia de los Estados Unidos de Venezuela. Todavía hubo nuevas escisiones. En 1919 una Gran Logia Soberana de Puerto Cabello se constituía a partir de 7 logias de las regiones al norte del Orinoco. Este cuerpo que todavía subsiste, se dividió a su vez en 1920 al crearse la Gran Logia Simbólica de Oriente, que se ubicó en Ciudad Bolívar y duró hasta 1923, controlando las zonas sur del Orinoco y los estados orientales. Finalmente, aquellos masones que no habían aceptado la disolución del Gran Oriente Nacional de Venezuela lo reconstituyeron alrededor de 8 talleres, entre ellos Regeneradores de Maracaibo.

La Gran Logia de los Estados Unidos de Venezuela contaba 32 logias en 1932 y 37 en 1947. En 1952 agrupaba 77 logias y 5 triángulos, de las cuales 15 estaban en Caracas. Por su parte 2 logias tenían sus sedes en las Antillas Holandesas, La Acacia número 68 (Curazao) e Hiram (Aruba). En agosto de 1956, una convención celebrada en el templo de Caracas con representantes de 72 logias, aprobó una constitución destinada a promover la unidad, a la cual se adhirieron luego otras 28. Pero en octubre de 1957 surgieron nuevas discrepancias que impidieron un total acuerdo.

En septiembre de 1984, según datos de Helio Castellón, "...la confederación masónica venezolana llegó [...] a la cifra de 107 logias activas...". La Gran Logia de la República de Venezuela sostiene relaciones con todas las Grandes Logias regulares del mundo y es miembro de la Confederación Masónica. El único presidente de la República durante el siglo XX de quien se sabe que perteneció a la masonería fue Raúl Leoni.

Ver también

Fuentes

Fuentes

▪ Ferrer Benimeli, José Antonio. Masonería. Diccionario de Historia de Venezuela. 2da edición. Fundación Empresas Polar. Caracas. 1997. ISBN: 980-6397-37-I. OCLC: 633796151.