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Península de Araya

De La Venciclopedia

El conjunto Araya-Paria forma una península, unida a Tierra Firme por el istmo de Sucre; Araya y Paria podrían considerarse puntas de aquella. Araya constituye el municipio autónomo Cruz Salmerón Acosta, capital Araya. Limita al N con el mar Caribe y las islas de Coche y Cubagua; al S con el golfo de Cariaco, al E, con la laguna de Campoma y al O con el mar Caribe. El golfo de Cariaco es una prolongación de la fosa de Cariaco, que se adentra desde punta Arenas, al O, hasta más allá de Villa Frontado con una longitud de 62,5 km, una anchura de 15 km en su punto máximo y de 6 km en La Boca, entre punta Arenas y punta Carenero, con una profundidad máxima de 90 m; su superficie aproximada es de 88 km2. La península de Araya está formada por una unidad de rocas metamórficas del cretáceo a continuación de la serranía de Paria y hacia el extremo occidental de la punta, se encuentran rocas del plioceno y mioceno superior.

El relieve de esta región no es tan pronunciado como en Paria, sus mayores alturas son los cerros de Chacopata (596 m), Cariaco (545 m) Barrigón (268 m). El clima es seco, semidesértico, con temperaturas medias de 27,5 °C y precipitaciones anuales de menos de 500 mm que solo permiten un paisaje vegetal xerófilo de monte bajo, chaparrales y dunas. Ocupada por indígenas aruacos o arahuacos en cantidades reducidas, que vivían de la pesca. En 1498 Cristóbal Colón navegó a lo largo de esta costa en su tercer viaje. Al año siguiente, Alonso de Ojeda recorre el litoral desde Paria hasta Maracapana; ese año la expedición de Pedro Alonso Niño y Cristóbal Guerra recorre la costa encontrando apenas un puñado de guaiqueríes que vivían de la pesca y extraían sal y perlas en reducidas cantidades. En febrero de 1500 aquellos descubren las salinas de «Haraia» llevando a España la noticia. Guerra volvió 2 veces más a Araya, iniciando el ciclo de las expediciones esclavistas y de rescate de perlas y sal. Esta región se conoció como Costa de las Perlas y a Cariaco como Golfo de las Perlas. La sal entonces era un producto de primera necesidad, no solo como condimento sino para preservar carnes y pescados en forma de salazón, indispensables como provisiones de los navíos y en cualquier clima. Ya en 1511 la Corona proponía construir una torre en la salina. En 1514, Jácome de Castellón y Gerónimo Grimaldi, de Santo Domingo, la arrendaron para extraer sal. En 1518 Francisco de Barrionuevo comerciaba en Santo Domingo con sal y pescado salado de Araya. También los vecinos de Puerto Rico fueron autorizados a extraer sal en junio del año siguiente; se había elegido en Cubagua un alcalde mayor cuya jurisdicción abarcaba hasta Tierra Firme, quedando Araya bajo su control hasta 1545, cuando se agotaron los bancos de perlas y Nueva Cádiz quedó despoblada. En octubre de 1520, el proyecto de colonización pacífica de Bartolomé de Las Casas fracasaba debido a las incursiones esclavistas y al subsiguiente alzamiento de los indígenas, quienes destruyeron los asentamientos misionales, situación que se repitió en 1622. En ambas oportunidades, los colonos de la costa y los habitantes de Cubagua se refugiaron en Araya antes de partir a Santo Domingo. Araya proveyó también material de construcción para Nueva Cádiz. En 1534 murieron a manos de los caribes 2 religiosos franciscanos del convento de Cubagua, fray Diego y fray Fernando y un colono, Rodrigo de León, quienes se dirigían de Cumaná a aquella isla.

En 1570 Diego Fernández de Serpa sustentó su nueva gobernación de Nueva Andalucía gracias a la explotación de las salinas. En la relación que Antonio Barbudo envió a la Real Audiencia de Santo Domingo hacia 1574, se decía que si se explotara adecuadamente, la sal de Araya surtiría a «todas las Indias». Otra relación, de Diego Sánchez de Sotomayor, del 24 de febrero de 1578, decía que las costas de Araya y Paria están pobladas por indios pacíficos, labradores y pescadores, que acostumbran «rescatar», esto es, que intercambiaban sus productos por los que traían los españoles y franceses que frecuentaban estas costas. A partir de 1593, los holandeses iniciaron la explotación de sal de Araya y en mayo de ese año fue rechazado un ataque del inglés John Burgh que también pretendió apoderarse de la salina. Estos ataques en busca de sal y perlas fueron frecuentes durante estos años; la Corona española desestimaba las salinas de Araya porque poseía las suyas en la península Ibérica, por lo cual, fueron los holandeses los que llegaron a dominar la explotación y el tráfico de sal hasta 1623. A fin de evitar esta situación, el gobernador y capitán general de la Nueva Andalucía, Diego Suárez de Amaya, propuso inundar la salina para impedir aquel tráfico que lesionaba la soberanía española. En 1596, según el memorial de Roque de Montes Colmenares, se explotaban perlas en La Herradura, en la punta de Escarceos y también en punta Araya. Cumaná obtenía entonces los recursos para mantener su sacerdote con la venta de sal. Ese mismo año los ingleses atacaron Araya, tomando prisioneros a los margariteños que sacaban perlas, pero fueron perseguidos y derrotados por el gobernador de Nueva Andalucía Francisco Vides y Montes Colmenares. Gran parte de los recursos de Cumaná se obtenían con la explotación de la salina y también aprovechaba el situado de Araya para mantener la guarnición de la ciudad. En 1601 se hizo un primer estudio para construir una fortaleza en Araya. En 1604 el gobernador Suárez de Amaya, los ingenieros Bautista y Juan Bautista Antonelli y el capitán Pedro Suárez Coronel, visitaron el lugar. Al año siguiente, 8 barcos holandeses se enfrentaron a la flota española que los derrotó, destruyó las instalaciones que había construido en Araya, ejecutando a los prisioneros, entre ellos a su comandante; este encuentro paralizó por varios años los intentos de los holandeses por ocupar la península. En 1620 el gobernador de Cumaná, Diego de Arroyo y Daza comunicaba al Rey la conveniencia de construir defensas en la provincia. En 1621, los holandeses atacaron de nuevo 2 veces siendo rechazados. El 15 de enero de 1622 fue decretada en Madrid la construcción del castillo; ese mismo día desembarcaban en Araya varias urcas holandesas para cargar sal, seguidos de una flota de 27 navíos, procediendo a construir 2 fuertes e instalaciones para la extracción. El 30 de noviembre se dio aquí una de las batallas más importantes de América en el siglo XVII; 43 navíos holandeses atacaron Araya para interrumpir la construcción de la fortaleza y tomar la península, en encuentro que duró 2 meses, siendo rechazados finalmente el 13 de enero de 1623 por el gobernador Arroyo y muerto el comandante holandés. Para enero de 1625 se había terminado el primer baluarte del que se llamó real fuerza de Santiago de Arroyo de Araya; fue la primera y más importante fortaleza de las provincias que hoy forman Venezuela; entre los soldados que ocuparon la guarnición en 1623 estuvo Juan de Orpín, futuro fundador de Barcelona. Cerca de la salina surgió puerto Guamache, para facilitar el tráfico de provisiones y defensa del castillo; este cumpliría su función hasta 1648, cuando se hizo la paz con Holanda y su mantenimiento se volvió oneroso ya a partir de 1650. Un terremoto causó grandes daños a su estructura en 1684 y en 1725 un huracán inundó la salina y produjo más daños al fuerte. El gobernador y capitán general de Nueva Andalucía ocupó el cargo de castellano de Araya hasta 1673, a partir de entonces, se nombró a un militar designado ex profeso para ello. En 1761 el gobernador de Cumaná, Joseph Diguja, recomendó su destrucción por considerarlo ya inútil; los soldados de la guarnición, sus esposas, hijos, viudas de otros soldados y personal auxiliar, formaban entonces un pueblo de 47 casas, 298 familias y 1.092 habs., con su capilla y sacerdote; el castellano del fuerte administraba justicia; tenía una compañía de milicias de 50 hombres de armas y además 9 hatos de cabras en el pueblo. Al año siguiente el castillo fue volado parcialmente, quedando inutilizado para la defensa. En 1771 la población había descendido a 672 habs.; se le conocía como Puerto de Araya, según anota el visitador Chávez y Mendoza en 1782. Diez años después se creaba la Real Administración de la Salinas. Alejandro de Humboldt visitó en 1799 la península y constató que la producción de sal se enviaba a las Antillas, Cartagena y Portobelo desde el siglo XVII; sus habitantes, desde la destrucción de la fortaleza, se habían trasladado a Cumaná, Cariaco o Manicuare. Había manaderos de asfalto en la orilla y se hacían salazones de pescado y carne que se comercializaban vía Barcelona. A partir del siglo XIX las salinas fueron explotadas por particulares hasta que en 1872 el general Eusebio Acosta hizo entrega de ellas al Estado. La iglesia actual fue construida el 28 de mayo de 1893. En 1913, Eleazar López Contreras fue nombrado administrador de las salinas. La piedra calcárea de Araya se usó frecuentemente como materia prima, e incluso, el artista Francisco Narváez la empleó en muchas de sus obras. En 1959, Margot Benacerraf realizó su documental Araya, reconocido internacionalmente, donde se refleja el modo de vida de sus habitantes. En 1969 fue creada la Empresa Nacional de Salinas, C.A. (Ensal). Existen además yacimientos de cobre, potasio, silicatos de aluminio y cuarcita, utilizados en la industria del vidrio y metalúrgica. En sus aguas se pesca en grandes cantidades la sardina, corocoro, rabo amarillo, mero y pepitonas. En Manicuare nació y murió el poeta Cruz Salmerón Acosta y en Campoma Pedro (Perucho) Cova, músico popular. La zona es de interés turístico recreacional y el castillo fue declarado monumento histórico nacional el 31 de octubre de 1960. Se pueden visitar los balnearios de Punta de Araya, punta Arenas y playa El Castillo; otras playas en Manicuare, El Morro y laguna de Chacopata, Campoma y la costa norte. En Manicuare hay cestería y cerámica conocida desde el siglo XVII y la casa del poeta Cruz Salmerón. A diferencia de Paria, en Araya no se encuentran ríos importantes, solo quebradas que permanecen secas casi todo el año. Los centros poblados más importantes son: Cariaco (11.376 habs.), Araya (7.496 habs.) y Manicuare (2.797 habs.); otros: Chacopata, Soledad, El Rincón, Punta de Araya, El Guamache, Caimancito. Como accidentes geográficos a lo largo de la costa están: el morro de Chacopata, punta Arenas, morro de la Peña, las ensenadas de La Esmeralda y playa de Güiria, las bahías de Chacopata y Salinas. Sus habitantes viven de la pesca y el trabajo en las salinas. En la actualidad, la extracción está muy mecanizada y con instalaciones que permiten cargar el mineral en los barcos directamente. En 1990 el municipio autónomo Cruz Salmerón censó 4.314 habs.; el municipio foráneo Chacopata 5.696 y el municipio foráneo Manicuare 5.158 habs.

Tema relacionado: Salinas.

Autor: Alvaro García Castro Bibliografía directa: Ojer, Pablo. Las salinas de oriente en el siglo XVIII. Caracas: Universidad Católica Andrés Bello, 1958; Relación de las Vitorias que el don Diego de Arroyo y Daça, gouernador y capitán general de la prouincia de Cumaná, tuvo en la gra salina de Arraya a 30 de nouiembre del año passado de 622 y a treze de enero desde año, contra ciento y quatro nauios de olandeses. [Madrid: Viuda de Alonso Martin, 1623]; Rojas, Arístides. El castillo y la salina de Araya. [Cumaná: Imprenta Universitaria, 1964]; Schubert, Carlos. Geología de la península de Araya, estado Sucre. Caracas: Editorial Sucre, 1972; Varela, Marcos. Las salinas de Araya y el origen de la armada de Barlovento. Caracas: Academia Nacional de la Historia, 1980; Vila, Marco Aurelio. Aspectos geográficos del estado Sucre. Caracas: Corporación Venezolana de Fomento, 1965.