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Palacio de Miraflores

De La Venciclopedia

La posesión caraqueña denominada La Trilla, propiedad de F.G. Jahn y Federico Wassmann, socios en una empresa de maquinaria y fundición, es vendida en 1882, a Ernesto Stein quien el 11 de agosto de 1884, la traspasa al general Joaquín Crespo, con 2 casas en la parte alta, corral, caballeriza y rancho contiguo, por la suma de Bs. 36.000. Demolidas las viejas casas, se inicia la construcción de una nueva residencia, bajo la dirección del conde italiano Giussepi Orsi de Mombello, tal vez con alguna participación en el proyecto de Juan Hurtado Manrique. La nueva residencia, llamada Miraflores, tenía que superar en esplendor a la quinta Santa Inés, el hogar caraqueño de Crespo, quien para entonces, desempeña la Presidencia de la República en el bienio 1884-1886, como persona de confianza de Antonio Guzmán Blanco. Los acontecimientos políticos interrumpen la obra, que se reanudará en 1892. En 1887, Joaquín Crespo abandona temporalmente a Venezuela y de su estadía en Barcelona (España), trae a Caracas al arquitecto catalán Juan Bautista Sales, quien llega acompañado de un grupo de artesanos, tallistas, albañiles, yesistas, para trabajar en Santa Inés y en el palacio de Miraflores. Junto con ellos, participa en la decoración del palacio el pintor español Julián Oñate, mientras que Arturo Michelena retrata al presidente Crespo, cuando este hacía sus frecuentes visitas a la obra, próxima a terminarse. Los techos la Mansard fraccionan el volumen del edificio en 6 partes que, sin embargo, forman en planimetría un conjunto continuo de ambientes dispuestos en un cuadrilátero alrededor del patio central con arcadas. El patio, a su vez, está ocupado por jardines, estatuas y una fuente de mármol.

La volumetría, la forma de las ventanas que terminan en arcos rebajados, las balaustras, pilastras y los sobrios relieves decorativos, confieren a Miraflores externamente las características de un palacete neobarroco francés, a pesar del aspecto italiano que produce el jardín interno con sus corredores perimetrales. Para sus acabados, se importaron mármoles de Italia, rosetones de bronce de España y espejos de Francia. En el interior se conservan techos artesonados de finas maderas, lámparas de cristal, estatuas de mármol y muebles con abundantes detalles dorados, que acentúan todavía más el carácter ecléctico del conjunto y producen un cierto exceso decorativo, propio de fin del siglo XIX. Miraflores fue, además, una de las primeras construcciones antisísmicas edificadas en Venezuela. Crespo gastó en su construcción una suma que excedía los Bs. 8.000.000, a pesar de la severa crisis económica en la cual el país estaba sumergido entonces. Sin embargo no pudo habitarlo, debido a su sorpresiva muerte en el combate de La Mata Carmelera (abril 1898). El 28 de marzo de 1901, la Asamblea Nacional Constituyente acordó adquirir el palacio para convertirlo en la residencia oficial de los presidentes de la República, pero a esta decisión se interpuso la hipoteca establecida sobre Miraflores a favor del general colombiano Vicente Sebastián Mestre, quien había dejado supuestamente en manos de Joaquín Crespo el manuscrito de un «Proyecto de Código Militar», al parecer perdido, valorado en la exorbitante suma de Bs. 700.000. En 1910, el general Mestre cede sus derechos por la suma de Bs. 500.000 al abogado venezolano Manuel María Galavís, quien, a su vez, los traspasó por la misma cantidad al gobierno nacional. Sin embargo, tanto Cipriano Castro (desde 1900), como Juan Vicente Gómez (desde 1908), residieron en Miraflores. A partir de 1913, ocuparon la residencia José Gil Fortoul y luego el presidente provisional Victorino Márquez Bustillos (1914-1922). En 1923, es asesinado en Miraflores Juan Crisóstomo (Juancho) Gómez, el hermano de Juan Vicente Gómez, quien ocupaba el cargo de primer vicepresidente y gobernador del Distrito Federal. A partir de entonces, el palacio queda clausurado hasta 1935. Es ocupado nuevamente por los presidentes Eleazar López Contreras e Isaías Medina Angarita; este último dispone algunas modificaciones en los ambientes destinados al despacho presidencial. En los tiempos de Marcos Pérez Jiménez, el arquitecto Luis Malaussena introduce radicales cambios internos, borrando parcialmente las características de la decoración crespista. Los sucesivos presidentes realizan algunas ampliaciones: un jardín japonés, las oficinas administrativas, el salón Ayacucho etc., e intentan devolverle al palacio su aspecto interno original, restaurando las pinturas, los techos y los pisos de mosaicos.

Tema relacionado: Patrimonio histórico y artístico de la Nación.

Autor: Leszek Zawisza Bibliografía directa: Miraflores. Caracas: Oficina Central de Información, 197?; Rosales Altuve, Mario; Miraflores y su historia. [Mérida]: Alcaldía y Cámara Municipal de Tovar, [1992].

Hemerografía: Castellanos, Rafael Ramón. «El Palacio de Miradores lo hizo rematar judicialmente un general colombiano». En: Historia para todos. Caracas, núm. 1, 1979.