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Gutierre de la Peña y Langayo

De La Venciclopedia

Gutierre de la Peña y Langayo fue un Mariscal español, Gobernador y Capitán General de Venezuela entre 1558 y 1559. Nació en Toledo, España, hijo de Juan Fernández de la Peña y de Juana de Castro y Langayo; nieto paterno de Gutierre de la Peña y de Catalina Hernández; y materno, de Alonso de Castro y de María de Langayo.

Biografía

Llego a la actual Venezuela con los expedicionarios alemanes en 1533, con el título de Regidor, otorgádole por Carlos I, de las ciudades donde se hallase establecido entonces el Gobierno, y por lo cual desempeñó dicho cargo en Coro (1538, 1541, 1542) y en el Tocuyo (1546). Prestó además otros servicios en la conquista y pacificación de varias regiones de la Provincia, como capitán de Infantería; estuvo en la infructuosa expedición de Jorge de Espira en busca del Dorado (1535-1538); tomó parte en los convenios celebrados entre Felipe de Hutten y Juan de Carvajal en el Tocuyo (29 de abril de 1546), y, en calidad de testigo y Regidor de esa ciudad, firmó la confesión que el segundo de los nombrados hizo al pie de la ceiba en la que sería ahorcado (16 de septiembre de 1546).

Según el historiador Ismael Silva Montañes el Obispo Fray Jerónimo de Ballesteros en carta dirigida al Rey desde Coro el 20 de octubre de 1550 dice, refiriéndose a Gutierre de la Peña:

"Es hombre muy desasosegado y de grande escándalo, y los pobres de esta tierra pasan gran zozobra con él. Mató a un hombre aquí, y a lo que dicen, mal muerto y contra toda razón ..."

También lo acusa de estar amancebado con cinco o seis indias y de haber herrado indios amigos, pese a todo lo cual el Chantre, Juan Rodríguez de Robledo, cada vez que se confesaba lo absolvía y le administraba el Santísimo Sacramento.

En 1551 la Real Audiencia de Santo Domingo lo nombró Gobernador y Capitán General de la isla Margarita y lo comisionó para residenciar a su antecesor, Rodrigo de Navarrete, con el sueldo de dos pesos de oro fino por cada día que emplease en cumplimiento de su comisión. Luego, con el carácter de interino, dicha Audiencia lo designó para substituir al Gobernador de Venezuela, Alonso Arias de Villasinda, fallecido en 1557, cargo que desempeñó desde junio de 1558 hasta el 2 de agosto de 1559, cuando entregó el mando al nuevo titular, licenciado Pablo Collado, nombrado por Felipe II por Real Cédula del 13 de febrero de 1558. Durante su interinato envió al capitán Diego Romero a sojuzgar a los jirajaras, despachó a Francisco Ruiz a la conquista de los cuicas y dio autorización a Francisco Fajardo para poblar y gobernar la parte oriental de la primitiva Provincia, desde Borburata hasta Maracapana (morro de Barcelona).

Según Luis Alberto Sucre, "Retirado vivía en el Tocuyo Don Gutierre el año de 1561 cuando llegó allí la noticia del desembarco del Tirano Aguirre en Borburata". El gobernador Collado, atemorizado ante tal peligro, pretextó enfermedad y nombró a La Peña su Teniente General para aquella jornada; éste organizó inmediatamente a su gente y se puso en marcha, pero el 22 de octubre, ya en Barquisimeto, tuvo noticia de la proximidad de los marañones, por lo cual salió de esa ciudad y se dispuso a esperarlos en el sitio de las Barrancas. Ese mismo día, por la tarde, ocupó Aguirre la abandonada ciudad, pero el capitán Diego García de Paredes, Maestre de Campo de la hueste real, aprovechando un descuido de la retaguardia enemiga, pudo arrebatarles algunos pertrechos.

Transcurrieron varios días entre ardides y escaramuzas; perdió el Lope de Aguirre mucha gente que se fue pasando al campo del Rey, hasta que el día 27, viéndose abandonado por casi todos los que creía sus fieles seguidores, decidió retirarse a la costa, lo que no pudo realizar por haberse quedado solo. Sintiéndose perdido resolvió entregarse, no sin antes quitarle la vida a su propia hija, Elvira, para evitar que ésta sufriera los abusos de los vencedores; pero algunos de sus propios soldados, posiblemente por temor de lo que Aguirre pudiera revelar a Paredes, o para congraciarse con éste, dispararon sus arcabuces sobre él. Uno de aquellos soldados le cercenó la cabeza y fué a llevarla al Gobernador, que en esos momentos hacía su entrada en la ciudad.

Después de estos sucesos viajó La Peña a España en compañía de Paredes, con el fin de solicitar mercedes y recompensas por sus servicios, pero "Desgraciadamente -comenta así mismo Silva- en la navegación hizo el triste papel de carcelero del ex-gobernador Collado". Explica Sucre que éste, aunque simple espectador de los referidos acontecimientos, "... se envaneció con el triunfo, se irritó con los hechos que provocaba su cobardía, y persiguió y maltrató a cuantos hicieron mofa de su miedo", por lo que éstos se quejaron ante la Audiencia de Santo Domingo, la que envió al Lcd.° Alonso Bernáldez, quien, encontrándolo culpable, lo remitió preso a España.

En 1563 premió el Rey a Gutierre, por sus "leales y dilatados servicios", con el título de Mariscal de Campo de la Provincia de Venezuela y dos mil escudos, otorgándole, además, nuevas armas: escudo cortado; arriba, en campo de gules, una bandera de sable con dos espadas (la enseña del Tirano); partido de oro, con un león rampante, de gules; abajo, de plata, con tres peñascos de su color natural, y en el del medio, un árbol de sinople con un escudete de gules con un sol de oro, colocado al lado siniestro del árbol. Detrás de los peñascos, dos ondas de azur y plata. "Hasta mujer sacó -añade Silva Montañes-, pues contrajo nupcias con Doña Catalina López de Mendoza, dama del Palacio y de la Casa del Duque del Infantado, que apadrinó las bodas".

En unión de Hernando de Langayo, su deudo, Diego de Castro, Alonso de Quirós, una media hermana (Francisca Hernández, hija de su padre y una Margarita Hernández) y García de Paredes regresó a Venezuela en 1563 y vio como los indios del cacique Guanauguta sacrificaban a su amigo en Catia de la Mar, sufriendo la frustración de no poder acudir en su ayuda. Luego, enterado de que el gobernador Bernáldez, en atención a requerimientos de la Real Audiencia, planeaba la conquista de Caracas, "... en un arranque de entusiasmo, pidiole encarecidamente lo encargara de la jornada... ", para lo cual se hallaba dispuesto a gastar todo lo que fuera necesario, a reclutar soldados y proveerlos de caballos, armas, bastimentos y ganados. Bernáldez se puso a la cabeza de la expedición, que salió en 1564, pero la empresa resultó un fracaso, que el Gobernador atribuyó a ineptitud de La Peña, "...habiendo sido la verdadera causa -afirma Luis Alberto Sucre- el miedo, tanto de él, como de los demás jefes que lo acompañaron". Fue ésta la última campaña del Mariscal, que se retiró al Tocuyo, donde murió hacia 1571.

Véase también

Fuente

  • Epónima por justicia elemental Apuntes sobre la ascendencia y obra de María de Lourdes Salvatierra Latouche. Rafael Valery Salvatierra. Instituto Venezolano de Genealogía. Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía.