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María Lionza

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María Lionza como reina

María Lionza o Yara es una figura mítica-sincrética autóctona del folclore venezolano. Representada popularmente como una diosa o reina, María Lionza es la figura central del llamado espiritismo marialioncero, culto en el que se mezclan ritos y creencias católicas, espiritualismo indígena y deidades africanas, y que ha absorbido elementos de santeria, la religión yoruba, el vudú y elementos de místicos y teológicos de origen desconocido.[1]

María Lionza, como deidad, es similar a la Atenea[2] y Demetra[3] de los griegos mezclada con la Virgen María de los católicos. Es venerada como diosa de la naturaleza, el amor, la paz y la fortuna, aunque los seguidores del culto también la invocan para pedir favores económicos, de salud, o provocar daños a terceras personas.

A pesar que se le cree de origen indígena, comúnmente se le representa como una mujer blanca[4] con una corona de oro en la cabeza, una rosa y un banderín en la mano derecha. El banderín tiene escrito su misión como diosa (Protectora de las aguas. Diosa de las cosechas). No existe documentación histórica sobre la mujer representada, pero existen numerosas teorías contemporáneas sobre el origen del mito basadas en la tradición oral venezolana. Estas historias, aunque diferentes, coinciden en que María Lionza, como ser sobrehumano, habita las montañas de Sorte en el estado Yaracuy, de donde el culto se extendió al resto del país alrededor del año 1900. Por esta razón, la región de Sorte es un sitio de peregrinación constante de los creyentes del culto marialioncero.

A mediados del Siglo XX, el gobierno de Marcos Pérez Jiménez y la iglesia católica de Venezuela trataron de erradicar el culto a María Lionza. Entre los esfuerzos estuvo el nombramiento de la Virgen de Coromoto como patrona del país en 1952. Aunque la erradicación no fue exitosa, tuvo el efecto de convertirla de figura de adoración pagana en símbolo cultural de la nación.[5] En 1953 el gobierno de Pérez Jiménez levantó en Caracas una escultura con la imagen de María Lionza sobre una danta. La obra del escultor venezolano Alejandro Colina es de una mujer de rasgos indígenas con los brazos extendidos al cielo sosteniendo una pelvis femenina como símbolo de fertilidad. A sus pies la danta aplasta unas serpientes como símbolos de envidia y egoísmo. Se encuentra en la Autopista del Este al lado de la Universidad Central de Venezuela.

Descripción del culto

Estatua de María Lionza en Caracas.

El culto a María Lionza se basa en la creencia de su existencia en las montañas de Sorte. En ese sitio habita en un castillo rodeada de un corte conformada de espíritus, semidioses y animales salvajes. Se cree que los espíritus humanos que conforman la corte son las almas o representantes de personas que pidieron favores a María Lionza cuando estaban con vida, y que después de la muerte, se transformaron en sus eternos sirvientes, esclavos y vasallos.

Desde su morada María Lionza reina sobre lagos, ríos, montañas y bosques. Es una deidad silvestre que sirve sólo a Dios (según la tradición cristiana) y que es comprensiva y severa al mismo tiempo, y dueña de todo aquello deseado por humanos. Es protectora de todos los animales y las plantas, y los creyentes la asocian con la Virgen de Coromoto como protectora de la nación. Según algunas tradiciones su trono está formado por serpientes, donde es protegida por espíritus de leones y cabras. En este sentido se le considera severa con los cazadores que matan animales por placer y los campesinos que queman los bosques. Como una entidad o diosa bondadosa con la que se establecen alianzas que de no cumplirse acarrean desgracias.[1]

El culto a María Lionza también está ligado íntimamente al de ciertas deidades de origen afroamericano e indígena. Entre estas están Felipe (esclavo o ex-esclavo a veces identificado como brujo proveniente de Barlovento y otras como héroe de la independencia cubana relacionado con la figura de Negro Primero), el Negro Miguel (esclavo que lideró una insurrección en Venezuela en 1552), Negro Primero (lugarteninete de José Antonio Páez en la Guerra de Independencia), y el Cacique Guaicaipuro.

La diseminación del culto a María Lionza es reciente. A principios del siglo XX este tenía como centro a San Felipe (Yaracuy) y a los pueblos cercanos a la montaña de Sorte. La tradicional oral recopilada de esta época la presenta como una rica hacendada de Yaracuy o como una indígena caquetía o jirajaras que cabalgaba sobre una danta. Se cree que el culto se extendió con el desarrollo de la industria petrolera, las grandes migraciones sucedidas en el país en la primera mitad del siglo XX, y las migraciones que por el mismo motivo ocurrieron desde otros países del Caribe como Cuba, Haití y la República Dominicana. De allí que el culto marialioncero presente elementos Yoruba de estos y otros países de América. Esta diferencia es porque el comercio de esclavos se acabó en Venezuela antes que los Yoruba fueran traídos al Nuevo Mundo, distinguiéndose la población negra venezolana de la de países como Cuba o Brasil.

Teorías sobre el origen

Existe una bibliografía abundante sobre el culto a María Lionza, cuyo autor más importante es el etnógrafo Gilberto Antolínez. En un artículo en una edición de la revista Guarura de 1933, Antolínez escribió sobre las entidades subalternas a María Lionza (cortes) y que su figura evolucionó de una antigua deidad indígena (Yara, Igpupiara Caapora, Yuripari, Chía, Yubecaiguaya y Bauchué).[6] El historiador Bruno Manara, por su parte, cree que se basa en la dama española María Alonso, encomendera de Chivacoa que poseía muchas onzas de oro quien al morir fue apodada María de la Onza.[7] Este mismo nombre es aplicado por otros estudiosos al presentarla como una indígena que acostumbraba a cabalgar sobre un jaguar u onza. Manara también recopiló la historia de una María del Marqués, española que naufragó camino a Venezuela y fue rescatada por un grupo de indígenas que la llevaron a Chivacoa, donde enseñó algunas habilidades básicas a la tribu y luego se convirtió en reina de esta.

El ex-cronista de Barquisimeto Herman Garmendia escribió que María Lionza era una rica hacendada de Barquisimeto hija de un matrimonio español, que a los quince años despareció mientras nadaba en un lago en las montañas de Sorte. Dada por muerta, en realidad había sido salvada por una onza. Una versión similar la nombra María Concepción de Sorte, y en otra se le describe como mujer de gran belleza, nobleza y la bondad. Elementos todos absorbidos por la María Lionza del culto moderno.

Otros relatos sobre el origen de María Lionza se alejan de lo académico, como el realizado por Assen Trayanoff, comandante del ejército búlgaro y recopilado por el escritor Yvan Drenikoff-Andhi. Trayanoff escribió en su diario que durante una misión expedicionaria por el amazonas venezolano hacia 1933, vio a mujer con rasgos indios, ojos verdes, grandes pestañas y una larga cabellera. En esta versión aparece como la bisnieta de Atahualpa, quien había huido de los españoles en tierras peruanas para fundar el Imperio del Dorado. Trayanoff contó haberla visto bailando desnuda en orillas de un arroyo con su tribu a primeras horas de la mañana, y que al preguntar un guía le dijo que era María Leonza, patrona de los indios de Venezuela. Tras desaparecer las figuras, Trayanoff escribió en sus notas que en la cima del cerro Roraima vio un castillo que brillaba con adornos de oro y que allí vivía la diosa.[8]

Imágen de María Lionza

A comienzos de los años 1960 la sacerdotisa marialioncera Beatriz Veit-Tané (Aura Beatriz Correa Casanova de Rondón) trató de unificar la imagen de María Lionza como el de una diosa de origen indígena que utilizaba a Sorte como refugio en su lucha contra los conquistadores españoles. En esta versión la diosa tiene poderes mágicos típicos de un chamán indígena y siempre está acompañada de un animal amaestrado (onza o danta). En los años 1970, Elisio Jiménez Sierra promovió la idea de que en el estado Yaracuy existió un antiguo culto a una diosa indígena llamada Yara, que fue substituido por la adoración de Nuestra Señora María de la Onza del Prado de la Talvera del Nívar en un intento de los primeros evangelizadores católicos por difuminar un culto pagano.

Las historias recopiladas por Hermann Garmendia se repiten en otras en la que se muestra a María Lionza como una reina caquetía que desarrolla poderes sobrenaturales y es acompañada de una onza tras desaparecer en una laguna. La antropóloga venezolana Angelina Pollak-Eltz la pinta como una española que guardaba sus onzas de oro en una montaña de Sorte. En todos los casos María Lionza es una joven indígena o española que adquiere poderes mágicos y autoridad.

Todos estos elementos progresivamente cambiaron la representación física de la diosa. Durante la época gomecista se difundió la imagen de una medium amante de Juan Vicente Gómez. En 1933 Trayanoff hizo un retrato en la que mostraba con traje típico búlgaro,[8] que según Bruno Manara, es similar a la Yara pintada por Pedro Centeno Vallenilla.

Después de la muerte de Gómez, la fiebre nacionalista que embargó a Venezuela llevó a la propagación del culto como imagen de carácter autóctono. En este espíritu, en los años 1940 Centeno Vallenilla comenzó a pintar caciques indígenas y María Lionzas que fueron divulgados ampliamente. La imagen finalmente entró la cultura popular con la construcción de la estatua de Alejandro Colina frente a la Universidad Central de Venezuela.

Según Ramón Díaz Sánchez, en los años 1950 la imagen más divulgada de María Lionza fue un retrato de la cantante de ópera Adelina Patti, quien fue famosa a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX. Por su parte, Drenikoff comentó que el rostro popularizado contemporáneamente en estampitas y litografías es producto de una equivocación ocurrida en los años 1930, cuando el retrato de una mujer fue robado de la Asamblea Legislativa del Estado Yaracuy. Según Drenikoff a esa imagen fueron añadidas la corona de siete puntas y el banderín, y asegura que la mujer era Eugenia María de Montijo, esposa de Napoleón III, y que la confusión se produjo por la fama de brujo del entonces secretario general de la Asamblea, el poeta Manuel Felipe Rojas, supuesto adorador de María Lionza.

Organización del culto a María Lionza

Estatua en Chichiriviche, estado Falcón

El culto a María Lionza incluye numerosos personajes sobrenaturales cuyas características se basan en figuras históricas, populares, legendarias y de origen desconocido, como es el caso de Erika, supuesta hija de Erik el Rojo sin ningún basamento histórico (la única documentada se llama Freydís y no es parte del culto). Según Angelina Pollak, la inclusión de vikingos posiblemente comenzó tras una serie de programas de televisión sobre ellos.[9]

Estos personajes se encuentran divididos jerárquicamente en entidades satélite denominadas cortes o líneas, cada una de las cuales agrupa a figuras espirituales de acuerdo a su personalidad, origen, profesión y variados elementos teológicos. Los personajes incluidos en cada corte son numerosos y se van incorporando más diariamente. Este es el caso de la Corte malandra, a la cual pertenecen los espíritus de criminales muertos recientemente.

Según Pollak, las cortes son de origen reciente ya que no existían antes de los años 1960. Un relato que recopiló sobre esta materia indica que María Lionza no permitió veneración de espíritus no-autóctonos hasta 1965, lo que ella relaciona con la introducción de entidades afro-cubanas. Las cortes tampoco son entes rígidos establecidos universalmente, por lo que sus miembros y nombres varían entre los creyentes.

La corte más difundida es la de María Lionza misma, quien al lado del Negro Felipe y el cacique Guaicaipuro forma una trinidad venezolana que conforma al grupo denominado Las 3 potencias, el cual representa los principales grupos étnicos de la nación. Este grupo base del culto marialioncero tiene subgrupos de figuras de extracción similar, que también pueden pertenecer a otros grupos según sus características. Ese es el caso de Santa Bárbara, que pertenece a la llamada Corte celestial por su condición de santa católica, y a la Corte africana, donde fue absorbida bajo la figura de Changó. Otros grupos notables entre algunos creyentes, son de acuerdo a Pollak:

  • Corte de Simón Bolívar o libertadora: Simón Bolívar y sus generales, Juan Vicente Gómez, Francisco de Miranda. A veces incluye políticos de otros países como J.F. Kennedy.
  • Corte negra: Incluye personajes de origen afro-americano como el Negro Felipe y la Negra Matea.
  • La corte vikinga: Entidades europeas pero de origen africano según los adeptos. Incluye a Erik El Rojo y su hija Erika.
  • Corte médica: Encabezada por el santo popular José Gregorio Hernández. Incluye espíritus de médicos y curanderos.
  • Corte malandra: Incluye espíritus de criminales y guerrilleros tipo Robin Hood, muertos contemporáneamente.
  • Corte indígena: Incluye caciques venezolanos que lucharon contra los conquistadores españoles.
  • Corte astral: Fluidos cósmicos y estrellas.
  • Corte celestial: Comprende a María Lionza, los santos católicos, la Virgen María y a veces a Jesucristo.
  • Corte africana: Incluye entidades de teogonía Yoruba de la santería cubana, también llamada las siete potencias africanas. Changó (Santa Barbara), Ochún (Virgen de la Caridad del Cobre), Yemayá (Nuestra Señora de Regla), Obatala (Virgen de las Mercedes), Oggún (San Pedro), Orula (San Francisco de Asís) y Elegguá (Santo Niño de Atocha).

Existen otra gran cantidad de cortes entre las que se han documentado la Corte Hindú, Griega, de los Don Juanes, los Encantados, y algunas que dependen del origen de los adeptos al culto, ya que se cree que cada nación debe venerar a los espíritus de sus territorios.[10]

Ritos y celebraciones

Aunque el culto a María Lionza no requiere de una fecha fija, los días de mayor actividad son los de la Semana Santa (alrededor de abril de cada año) y el 12 de octubre (antiguo Día de la raza y actual Día de la Resistencia Indígena) en la montaña de Sorte. Este último se considera el día oficial de la Fiesta de María Lionza, el cual atrae grandes cantidades de creyentes de Venezuela y el exterior, y que se inicia al amanecer con un acto central denominado el Baile en Candela o Las Brasas.[11] En este acto participan creyentes acompañados de materias (mediums) y en el que ofrecen homenaje y hacen peticiones a María Lionza así como al Indio Guaicaipuro, el Negro Felipe y otros. Entre las peticiones más comunes están la cura de enfermedades, la solución a problemas romanticos, y la obtención de riqueza o poder. En fechas recientes se realiza un despliege de fuerzas de seguridad del estado para garantizar la seguridad de los visitantes.[12]

Para que los favores sean atendidos, los creyentes construyen un altar en algún lugar del bosque y lo decoran con fotografías, estatuillas, bebidas alcohólicas, tabacos, flores y frutos. El altar es presidido por María Lionza, quien es rodeada de Guaicaipuro y el Negro Primero.

En estos ritos hay elementos comunes que se usan tanto para invocar como para ofrecer ofrendas a las deidades. Entre estos está el tabaco, que es fumado o utilizado en sahumerios y baños. En el cuerpo de estos los mediums dicen ver el futuro de las personas que les contratan. También es un medio para invocar espíritus a hacerse presente o tomar posesión de los mediums en el proceso de limpieza espiritual o física de sus clientes.

Otro elemento presente en estos ritos son las cartas o naipes, las cuales también se utilizan para leer el futuro y establecer comunicación con espíritus. Las velas e inciensos son utilizados como ofrenda, al igual que ciertas esencias, que también sirven para rechazar males y atraer buenas influencias. Algunas de estas esencias son el éter y el amoniaco. Las plantas y frutas se utilizan para realizar sahumerios, baños purificadores, ofrendas, y para la confección de remedios naturales.

Ver también

Fuentes

  • Acosta Saignes, Miguel (1958). Origen de algunas creencias venezolanas. Venezuela: Imprenta Nacional.
  • Paúl, Luis Alberto (1978). Leyendas indígenas de Venezuela. Ministerio de Información y Turismo. Venezuela.
  • Pollak-Eltz, Angelina (1985). María Lionza, mito y culto venezolano. Venezuela: Universidad Catolica Andrés Bello. ISBN 9802440019

Notas y referencias

  1. 1,0 1,1 Courlander, Harold (2009). A treasury of Afro-American folklore: the oral literature, traditions, recollections, legends, tales, songs, religious beliefs, customs, sayings, and humor of peoples of African descent in the Americas (p. 229). EE. UU.: Marlowe & Company. ISBN 1569245010
  2. Macías Zuluaga, Luis Fernando; Velásquez Velásquez, Miriam (2009). Glosario de referencias léxicas y culturales en la obra de León de Greiff (p. 423). Colombia: Editorial Universidad EAFIT. ISBN 9588281555. Atenea: Diosa griega de la sabiduría, las artes y las ciencias, de la guerra y de la paz. Hija de Zeus y de Metis. Nació de la cabeza de su padre, que devoró a su madre cuando aún la llevaba en sus seno. Los romanos la asimilaron como Minerva.
  3. Boíza López, Juan Carlos (2009). Síndone (p. 391). España: Bubok. ISBN 9788492662586. Deméter o Demetra: En griego Diosa Madre o quizás Madre Distribuidora, es la diosa griega de la agricultura, nutricia pura de la tierra verde y jóven, vivifícadora del ciclo dela vida y la muerte, y protectora del matrimonio y la ley sagrada.
  4. Pollak-Eltz, Angelina (1985).Imagination in the creation of new spiritual cults in Latin America: The cult of Maria Lionza (p. 82). En Imagination in religion and social life. Volume 3 of Moral imagination and character development, editado por McLean, George F.; John K. White. EE. UU.: Council for Research in Values and Philosophy. ISBN 1565181824
  5. Coronil, Fernando (1997). The magical state: nature, money, and modernity in Venezuela (pp. 170-171). EE. UU.: University of Chicago Press. ISBN 0226116026
  6. Luigi, Marlene; Aranguren, Jesús; Moncada, José Alí. El origen y el culto a María Lionza como elementos para la educación ambiental y patrimonial en Venezuela. Revista de Investigación. [online]. ene. 2008, vol.32, no.63 [citado 20 Abril 2010], p.019-042. ISSN 1010-2914.
  7. Barreto, Daisy J. (1990). Perspectiva historíca del mito y culto a María Lionza en Boletín americanista, Issues 1-6 (p. 12). España: Edicions Universitat Barcelona.
  8. 8,0 8,1 Drenikoff-Andhi, Yvan (1980). La guerra de los brujos (pp. 161-163). Venezuela: Libroven
  9. Pollak-Eltz, Angelina (1985). María Lionza, mito y culto venezolano (p. 39). Venezuela: Universidad Catolica Andrés Bello. ISBN 9802440019
  10. Pollak-Eltz, Angelina (1985). María Lionza, mito y culto venezolano (p. 41). Venezuela: Universidad Católica Andrés Bello. ISBN 9802440019
  11. Ministerio del Poder Popular para la Cultura (2010). Se prende la candela en Yaracuy. Venezuela. Tomado el 20 de abril, 2010.
  12. Agencia Bolivariana de Noticias. Despliegan seguridad en cerro María Lionza para resguardar a los fieles. Caracas, 10 de octubre, 2008. Tomado el 20 de abril, 2010.