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Caracas 10.2.1827 - Caracas 17.12.1902
{{intro
|nombre={{nombre|Martín José Jesús|Tovar y Tovar}}
|imagen=Martin Tovar y Tovar por Antonio Herrera Toro 1878.jpg|autor=Antonio Herrera Toro|fecha de imagen=1878|medio=Óleo sobre tela|titulo=Martin Tovar y Tovar
|profesion={{profesion|pintor}}
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|descripcion=Tovar fue un destacado pintor académico del siglo XIX conocido por sus obras a gran escala sobre la [[guerra de independencia]] de [[Venezuela]] así como los retratos de sus líderes más influyentes y de la sociedad caraqueña en general }}Antonio Tovar fue desmovilizado tras ser herido en la [[batalla de Cojedes]] el [[2 de mayo]] de [[1818]] y en [[1821]] contrajo matrimonio con Tovar Liendo. Tras el triunfo patriota se residenció en Puerto Rico, pero regresó a Venezuela alrededor de [[1826]] y se dedicó a trabajar en una hacienda en [[Santa Teresa del Tuy]]. Su hijo Martín José Jesús Tovar y Tovar nació en [[1827]] y lo bautizaron en la [[Catedral de Caracas]] el [[18 de febrero]] de [[1827]].


Pintor. Hijo del militar español Antonio Tovar y de la venezolana Damiana Tovar Liendo. Se educó en el colegio La Paz donde tuvo como profesores de dibujo a Carmelo Fernández y Celestino Martínez. Cuando contaba 17 años adquirió junto con un socio la empresa litográfica que tenían en Caracas Müller y Stapler, la cual se conoció entonces por la razón social Meneses y Tovar. En 1850, fue enviado por sus padres a España a seguir estudios de pintura; ingresa a la Academia de San Fernando en Madrid, donde recibe clases de José Federico de Madrazo y de Antonio Esquivel. Asiduo visitante del Museo del Prado, copia a Murillo y a Velázquez y es fuertemente cautivado por la obra de Goya. Tras impregnarse bien de las tendencias del verismo español, que deja alguna huella en su obra, se traslada a París y en 1852, entra al taller de León Cogniet, reputado académico y profesor también de Jean-Paul Laurens. Con una sólida formación de retratista, regresa a Caracas en 1855 y ofrece sus servicios al gobierno para la formación de un museo de copias de obras maestras que él mismo se comprometía a ejecutar, pero no encuentra apoyo para dicha empresa. Aunque pinta con escaso entusiasmo entre 1855 y 1860, a esta primera etapa pertenecen algunos de sus mejores retratos y quizás su mejor obra en este género: el retrato de su hermana Ana Tovar y Tovar de Zuloaga. A comienzos de 1859, empieza a dar clases de dibujo (natural, lineal y topográfico) en el colegio Roscio de la capital. En 1862, decide regresar a Europa y se traslada a Londres para asistir a la exposición del Crystal Palace, en donde se están exponiendo 2 lienzos suyos, uno de los cuales es una Escena llanera, que había pintado en Caracas en 1860, especialmente para este evento. De nuevo en Caracas, establece en 1864, en sociedad con José Antonio Salas, un estudio conocido como Fotografía Artística de Tovar y Salas, establecimiento muy concurrido por artistas y políticos de la época. Tovar emplea la fotografía del modelo como base del retrato al óleo, tarea a la que se consagra durante un tiempo. En 1872, 3 óleos suyos fueron exhibidos en la exposición que James Mudie Spence organizó en el Café del Ávila. Entre los contertulios de la Fotografía Artística se hallaba el general Antonio Guzmán Blanco, quien había alcanzado la presidencia de Venezuela en 1870. Por iniciativa de este, en 1873 Tovar contrata con el gobierno la ejecución de una serie de 30 retratos heroicos, destinada a formar la galería de cuadros del Palacio Federal, para entonces en proceso de construcción. Se traslada a París a fin de cumplir este encargo que cambió por completo el rumbo de su vida: el artista revelará su faceta de pintor de historia y con ello, su más ambicioso estilo. A estas obras un tanto convencionales, siguieron sus grandes composiciones históricas. Así, en 1883, también por encargo del gobierno, concluye el lienzo La firma del Acta de Independencia, que él mismo trae consigo desde París, a tiempo para ser exhibido, con gran éxito, en la exposición del centenario del natalicio de Simón Bolívar y obtiene la única Medalla de Oro que se concede en la sección de pintura en la cual están concursando los mejores pintores venezolanos del momento. En 1884 firmó un nuevo contrato con la administración de Guzmán Blanco para realizar un grupo de 6 lienzos murales destinados al Salón Elíptico del Palacio Federal. El más importante de estos fue la Batalla de Carabobo, al que se consagró con gran empeño y que constituye una obra capital del arte nacional. Tres años invirtió en concluirlo y al fin, en 1887, el artista está de regreso de París para dirigir la instalación del lienzo en la gran bóveda elíptica que corona el salón. También realizó las batallas de Boyacá y Junín (1894), situadas en los plafones laterales, adyacentes a la bóveda, pero este último lienzo se desprendió de su sitio en 1902 y quedó destruido. Antonio Herrera Toro ejecutó una réplica del mismo guiándose por el boceto en que se había basado Tovar para hacer el original. No alcanzó a pintar los 3 murales restantes y la batalla de Ayacucho fue ejecutada también por Herrera Toro según su boceto. Después de 1890, declinó su actividad retratística y tampoco recibió nuevos encargos de obras históricas. El pintor se tornó más retraído y volvió su mirada hacia el paisaje, para el que siempre mostró grandes facultades. La Batalla de Carabobo está concebida como un escenario. La naturaleza (la luz y los cielos en especial) tiene rol protagónico y Tovar se esmeró en hacerla verosímil mediante apuntes que él mismo se ocupó de tomar en el terreno de los hechos. Pintó en el valle de Caracas y en el litoral, aplicándose a la observación del natural con una voluntad que ponía de manifiesto cierto espíritu moderno, aprendido de los paisajistas europeos, que ha dado lugar a que se le considere como un precursor inmediato del paisajismo del Círculo de Bellas Artes. Su influencia está también en sus inmediatos seguidores, Herrera Toro y Arturo Michelena. Fue también un retratista incomparable, cuyo nivel técnico estaba a la altura de su penetrante don de observación del espíritu humano. En el retrato fue intimista y extrovertido, interpretó el carácter femenino y supo expresar las pasiones que abrigaban sus héroes. Por último, fue uno de los primeros pintores venezolanos que observó fielmente la naturaleza. Sus restos yacen en el Panteón Nacional desde el 22 de septiembre de 1983.
Hacía 1839, Martín Tovar y Tovar ingresó a la recien fundada [[Escuela Normal de Dibujo]]{{re|1}} con [[Celestino Martínez]], [[Antonio José Carranza]] y [[Domingo de Tovar]], un primo lejano. Posteriormente estudió bajo [[Carmelo Fernández]] (sobrino del José Antonio Páez){{re|2}} en el [[Colegio La Paz]], dirigido por [[José Ignacio Paz Castillo]]. También recibió clases particulares del francés Francis Clément LeBeau. Tovar impartió clases de dibujo en los colegios de niñas de Caracas, pero sus maestros recomendaron que estudiara fuera del país debido a sus habilidades. Eso se retrasó por la situación política y económica del país.


Autor: Juan Calzadilla
En [[1844]] compró la célebre litografía de Müller y Stapler junto con Carmelo Fernández, [[Rafael Meneses]] y Pedro Correa. Allí aprendieron de los dueños alemanes el arte de la litografía. Poco después estableció junto a Meneses la sociedad Meneses y Tovar, en la Esquina de Sociedad. En 1847 realizó su única litografía conocida, un diploma de la sociedad musical La Renaissance.{{re|3}}
Bibliografía directa: Acevedo Mijares, José F. Martín Tovar y Tovar. Caracas: Tipografía Vargas, 1949; Calzadilla, Juan. Martín Tovar y Tovar. Caracas: Siderúrgica del Orinoco, 1977; Galería de Arte Nacional. Martín Tovar y Tovar. Caracas: Galería de Arte Nacional, 1977; Planchart, Enrique. Don Martín Tovar y Tovar 1828-1902. Caracas: Ministerio de Educación, 1952; Rojas, Arístides. El constituyente de Venezuela y el cuadro de Martín Tovar y Tovar que representa el 5 de julio de 1811. Caracas: Tipografía Vargas, 1955.
 
Iconografía: Fotografía, Martín Tovar y Tovar en París, c. 1855, colección Guillermo Zuloaga, Caracas. Autorretrato, Martín Tovar y Tovar, óleo/tela, 1853, colección Elisa Elvira Zuloaga y María Luisa de Tovar, Caracas. Retrato, Antonio Herrera Toro, óleo/tela, 1878, Galería de Arte Nacional, Caracas. Fotografía, Primer libro venezolano de literatura, ciencias y bellas artes, Caracas, El Cojo, 1895. Retrato, Cruz Álvarez García; reproducción: El Pregonero, Caracas, septiembre 14, 1901.
Sus padres finalmente lo enviaron a España en [[1850]] a seguir estudios de pintura. en la Academia de San Fernando en Madrid. Allí estudió bajo la tutela de José Federico de Madrazo y de Antonio Esquivel. En [[España]] recibe la influencia de Murillo, Velázquez y Goya. En [[1852]] inició estudios en el taller de León Cogniet. En [[1855]] regresó a Caracas con la idea de crear un museo de copias de grandes obras que el mismo ejecutaría. Presentó esta idea al gobierno de Venezuela pero fue rechazada.
 
Entre [[1855]] y [[1860]] ejecutó retratos, y en [[1859]] trabajó de profesor de dibujo en el Colegio de Roscio de Caracas. Viajó a Londres en 1862 para la Exposición Universal de Londres de 1862, donde expuso dos de sus lienzos, incluyendo Escena llanera (1860). De nuevo en Caracas, establece en 1864, en sociedad con José Antonio Salas, un estudio conocido como Fotografía Artística de Tovar y Salas, establecimiento muy concurrido por artistas y políticos de la época. Tovar emplea la fotografía del modelo como base del retrato al óleo, tarea a la que se consagra durante un tiempo. En 1872, 3 óleos suyos fueron exhibidos en la exposición que James Mudie Spence organizó en el Café del Ávila.  
 
Entre los contertulios de la Fotografía Artística se hallaba el general Antonio Guzmán Blanco, quien había alcanzado la presidencia de Venezuela en 1870. Por iniciativa de este, en 1873 Tovar contrata con el gobierno la ejecución de una serie de 30 retratos heroicos, destinada a formar la galería de cuadros del Palacio Federal, para entonces en proceso de construcción. Se traslada a París a fin de cumplir este encargo que cambió por completo el rumbo de su vida: el artista revelará su faceta de pintor de historia y con ello, su más ambicioso estilo. A estas obras un tanto convencionales, siguieron sus grandes composiciones históricas. Así, en 1883, también por encargo del gobierno, concluye el lienzo La firma del Acta de Independencia, que él mismo trae consigo desde París, a tiempo para ser exhibido, con gran éxito, en la exposición del centenario del natalicio de Simón Bolívar y obtiene la única Medalla de Oro que se concede en la sección de pintura en la cual están concursando los mejores pintores venezolanos del momento.
 
En 1884 firmó un nuevo contrato con la administración de Guzmán Blanco para realizar un grupo de 6 lienzos murales destinados al Salón Elíptico del Palacio Federal. El más importante de estos fue la Batalla de Carabobo, al que se consagró con gran empeño y que constituye una obra capital del arte nacional. Tres años invirtió en concluirlo y al fin, en 1887, el artista está de regreso de París para dirigir la instalación del lienzo en la gran bóveda elíptica que corona el salón. También realizó las batallas de Boyacá y Junín (1894), situadas en los plafones laterales, adyacentes a la bóveda, pero este último lienzo se desprendió de su sitio en 1902 y quedó destruido.
 
Antonio Herrera Toro ejecutó una réplica del mismo guiándose por el boceto en que se había basado Tovar para hacer el original. No alcanzó a pintar los 3 murales restantes y la batalla de Ayacucho fue ejecutada también por Herrera Toro según su boceto. Después de 1890, declinó su actividad retratística y tampoco recibió nuevos encargos de obras históricas. El pintor se tornó más retraído y volvió su mirada hacia el paisaje, para el que siempre mostró grandes facultades.
 
La Batalla de Carabobo está concebida como un escenario. La naturaleza (la luz y los cielos en especial) tiene rol protagónico y Tovar se esmeró en hacerla verosímil mediante apuntes que él mismo se ocupó de tomar en el terreno de los hechos. Pintó en el valle de Caracas y en el litoral, aplicándose a la observación del natural con una voluntad que ponía de manifiesto cierto espíritu moderno, aprendido de los paisajistas europeos, que ha dado lugar a que se le considere como un precursor inmediato del paisajismo del Círculo de Bellas Artes.
 
Su influencia está también en sus inmediatos seguidores, Herrera Toro y Arturo Michelena. Fue también un retratista incomparable, cuyo nivel técnico estaba a la altura de su penetrante don de observación del espíritu humano. En el retrato fue intimista y extrovertido, interpretó el carácter femenino y supo expresar las pasiones que abrigaban sus héroes. Por último, fue uno de los primeros pintores venezolanos que observó fielmente la naturaleza. Sus restos yacen en el Panteón Nacional desde el 22 de septiembre de 1983.
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Revisión actual - 15:35 27 dic 2023

Martín José Jesús Tovar y Tovar fue un pintor venezolano nacido en Caracas, Distrito Capital, el 10 de febrero de 1827, y fallecido en la misma ciudad, el 17 de diciembre de 1902. Tovar fue un destacado pintor académico del siglo XIX conocido por sus obras a gran escala sobre la guerra de independencia de Venezuela así como los retratos de sus líderes más influyentes y de la sociedad caraqueña en general. Sus restos reposan en el Panteón Nacional desde el el 22 septiembre de 1983
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Martin Tovar y Tovar por Antonio Herrera Toro. Óleo sobre tela. (1878).
Nacimiento
Fecha 10 de febrero, 1827
Lugar Caracas, Venezuela
Muerte
Fecha 17 de diciembre, 1902 (75 años)
Lugar Caracas, Venezuela
Perfil
Profesión Pintor

Biografía

Hijo de Antonio Tovar (militar español natural de Cajar, Granada) y Damiana Tovar Liendo (natural de Caracas). Antonio Tovar fue desmovilizado tras ser herido en la batalla de Cojedes el 2 de mayo de 1818 y en 1821 contrajo matrimonio con Tovar Liendo. Tras el triunfo patriota se residenció en Puerto Rico, pero regresó a Venezuela alrededor de 1826 y se dedicó a trabajar en una hacienda en Santa Teresa del Tuy. Su hijo Martín José Jesús Tovar y Tovar nació en 1827 y lo bautizaron en la Catedral de Caracas el 18 de febrero de 1827.

Hacía 1839, Martín Tovar y Tovar ingresó a la recien fundada Escuela Normal de Dibujo(1) con Celestino Martínez, Antonio José Carranza y Domingo de Tovar, un primo lejano. Posteriormente estudió bajo Carmelo Fernández (sobrino del José Antonio Páez)(2) en el Colegio La Paz, dirigido por José Ignacio Paz Castillo. También recibió clases particulares del francés Francis Clément LeBeau. Tovar impartió clases de dibujo en los colegios de niñas de Caracas, pero sus maestros recomendaron que estudiara fuera del país debido a sus habilidades. Eso se retrasó por la situación política y económica del país.

En 1844 compró la célebre litografía de Müller y Stapler junto con Carmelo Fernández, Rafael Meneses y Pedro Correa. Allí aprendieron de los dueños alemanes el arte de la litografía. Poco después estableció junto a Meneses la sociedad Meneses y Tovar, en la Esquina de Sociedad. En 1847 realizó su única litografía conocida, un diploma de la sociedad musical La Renaissance.(3)

Sus padres finalmente lo enviaron a España en 1850 a seguir estudios de pintura. en la Academia de San Fernando en Madrid. Allí estudió bajo la tutela de José Federico de Madrazo y de Antonio Esquivel. En España recibe la influencia de Murillo, Velázquez y Goya. En 1852 inició estudios en el taller de León Cogniet. En 1855 regresó a Caracas con la idea de crear un museo de copias de grandes obras que el mismo ejecutaría. Presentó esta idea al gobierno de Venezuela pero fue rechazada.

Entre 1855 y 1860 ejecutó retratos, y en 1859 trabajó de profesor de dibujo en el Colegio de Roscio de Caracas. Viajó a Londres en 1862 para la Exposición Universal de Londres de 1862, donde expuso dos de sus lienzos, incluyendo Escena llanera (1860). De nuevo en Caracas, establece en 1864, en sociedad con José Antonio Salas, un estudio conocido como Fotografía Artística de Tovar y Salas, establecimiento muy concurrido por artistas y políticos de la época. Tovar emplea la fotografía del modelo como base del retrato al óleo, tarea a la que se consagra durante un tiempo. En 1872, 3 óleos suyos fueron exhibidos en la exposición que James Mudie Spence organizó en el Café del Ávila.

Entre los contertulios de la Fotografía Artística se hallaba el general Antonio Guzmán Blanco, quien había alcanzado la presidencia de Venezuela en 1870. Por iniciativa de este, en 1873 Tovar contrata con el gobierno la ejecución de una serie de 30 retratos heroicos, destinada a formar la galería de cuadros del Palacio Federal, para entonces en proceso de construcción. Se traslada a París a fin de cumplir este encargo que cambió por completo el rumbo de su vida: el artista revelará su faceta de pintor de historia y con ello, su más ambicioso estilo. A estas obras un tanto convencionales, siguieron sus grandes composiciones históricas. Así, en 1883, también por encargo del gobierno, concluye el lienzo La firma del Acta de Independencia, que él mismo trae consigo desde París, a tiempo para ser exhibido, con gran éxito, en la exposición del centenario del natalicio de Simón Bolívar y obtiene la única Medalla de Oro que se concede en la sección de pintura en la cual están concursando los mejores pintores venezolanos del momento.

En 1884 firmó un nuevo contrato con la administración de Guzmán Blanco para realizar un grupo de 6 lienzos murales destinados al Salón Elíptico del Palacio Federal. El más importante de estos fue la Batalla de Carabobo, al que se consagró con gran empeño y que constituye una obra capital del arte nacional. Tres años invirtió en concluirlo y al fin, en 1887, el artista está de regreso de París para dirigir la instalación del lienzo en la gran bóveda elíptica que corona el salón. También realizó las batallas de Boyacá y Junín (1894), situadas en los plafones laterales, adyacentes a la bóveda, pero este último lienzo se desprendió de su sitio en 1902 y quedó destruido.

Antonio Herrera Toro ejecutó una réplica del mismo guiándose por el boceto en que se había basado Tovar para hacer el original. No alcanzó a pintar los 3 murales restantes y la batalla de Ayacucho fue ejecutada también por Herrera Toro según su boceto. Después de 1890, declinó su actividad retratística y tampoco recibió nuevos encargos de obras históricas. El pintor se tornó más retraído y volvió su mirada hacia el paisaje, para el que siempre mostró grandes facultades.

La Batalla de Carabobo está concebida como un escenario. La naturaleza (la luz y los cielos en especial) tiene rol protagónico y Tovar se esmeró en hacerla verosímil mediante apuntes que él mismo se ocupó de tomar en el terreno de los hechos. Pintó en el valle de Caracas y en el litoral, aplicándose a la observación del natural con una voluntad que ponía de manifiesto cierto espíritu moderno, aprendido de los paisajistas europeos, que ha dado lugar a que se le considere como un precursor inmediato del paisajismo del Círculo de Bellas Artes.

Su influencia está también en sus inmediatos seguidores, Herrera Toro y Arturo Michelena. Fue también un retratista incomparable, cuyo nivel técnico estaba a la altura de su penetrante don de observación del espíritu humano. En el retrato fue intimista y extrovertido, interpretó el carácter femenino y supo expresar las pasiones que abrigaban sus héroes. Por último, fue uno de los primeros pintores venezolanos que observó fielmente la naturaleza. Sus restos yacen en el Panteón Nacional desde el 22 de septiembre de 1983.


Tovar Báñez y Mendieta, Manuel Felipe de. Diccionario de Historia de Venezuela. 2da edición. Fundación Empresas Polar. Caracas. 1997. ISBN: 980-6397-37-I. OCLC: 633796151.

Bibliografía

▪ 1977. Martín Tovar y Tovar. Galería de Arte Nacional. Caracas. OCLC: 19634672.
▪ 1977. Calzadilla, Juan. Martín Tovar y Tovar. Siderúrgica del Orinoco. Caracas. OCLC: 252865256.
▪ 1949. Acevedo Mijares, José. Martín Tovar y Tovar. Tipografía Vargas. Caracas. BNV: 5771. OCLC: 912726616.

Notas y referencias

1. Resolución de 21 de Noviembre de 1838 mandando establecer una escuela normal de dibujo. Ordenanzas, Resoluciones y Acuerdos de la Diputación Provincial de Caracas en sus reuniones ordinarias de 1838 y 1839. Imprenta de Valentín Espinal. p. 7. Caracas. 1838. Véase también "Contestación", Correo de Caracas, 12 noviembre 1839, p 3, 2da-3ra col..
2. Huizi, María Elena. Portrait of a Young Girl. Sotheby's.
3. Duplá, Francisco Javier. Martín Tovar y Tovar, 1827-1902. p. 18. Caracas. 2008.