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Expulsión de los judíos de Coro

De La Venciclopedia

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La expulsión de los judíos de Coro se refiere a episodios en la etapa anterior y posterior a la Guerra Federal de Venezuela, en las que los habitantes judíos de Coro, Estado Falcón, fueron expulsados a Curazao. Estos judíos habian emigrado a Coro desde esa isla en 1928, pero en el marco de la crisis económica anterior a la Guerra Federal, brotes xenofóbicos y de resentimiento contra los extranjeros llevaron a los habitantes de la ciudad a culpar a los comerciantes judíos de la crisis. Tras violentas protestas, la ciudadanía expulsó a toda la población judía (168 personas) de vuelta a Curazao. Esta fue la primera vez que un grupo de judíos fue expulsado de un territorio en América.

Historia

Los judíos habían emigrado a Coro a petición de la colonia holandesa en Curazao para que ayudaran a establecer y proteger el comercio entre la isla y tierra firme, y ya para 1831 los residentes de Coro protestaban el rápido avance económico de estos en la región. El gobierno suprimió las protestas imponiendo un impuesto exclusivo a los importadores y mercaderes judíos en 1832.

En 1835, tras las protestas de los comerciantes judíos, el gobierno nacional cambió el impuesto para que todos los extranjeros y no solo ellos pagaran el impuesto, dos veces más alto que el correspondiente a los nacidos en Venezuela. A pesar de esto, los negocios siguieron prosperando y la hostilidad siguió creciendo en la población a medida que se deterioraba la situación económica.

Alrededor de los años 1840, el gobierno de Coro y la base militar comenzaron a pedir préstamos libres de impuestos a la comunidad como avances sobre sus futuros impuestos. Los préstamos pronto se convirtieron en contribuciones voluntarias que no fueron pagadas. Temerosos del crecimiento del poder del fuerte militar en Coro, el gobierno en Caracas ordenó a los extranjeros de Coro a no pagar las contribuciones que se les pedían. Los judíos hicieron como se les pidió y el 30 de enero de 1855, las tropas de Coro fueron dadas de baja cuando el comando militar fue incapaz de pagar la nómina.

Al día siguiente, circuló un panfleto por la ciudad preguntándose si es que no había suficientes negocios en la ciudad para pagar por el comando militar. Otros panfletos eran abiertas amenazas contra los extranjeros, preguntándose si estos no estaban temerosos de lo que esta situación podía acarrear. Y aun otro, dirigido específicamente contra lo judíos, acusaba la distorsionada avaricia de los judíos por la miseria y desesperanza del pueblo.

En el panfleto se alegaba que muchas hijas de Coro, antes modelos de virtud, habían sido prostituidas por los judíos, y se exhortaba a que estos abandonaran la ciudad. Dos noches más tarde, según el historiador Isidoro Aizenberg, 30 hombres armados se apoderaron de las calles de Coro, disparando a las casas de los judíos, tumbando las puertas y saqueando las tiendas que pertenecían a ellos.

Pero en vez de lograr el apoyo de los judíos nuevamente, los militares acabaron la gallina de los huevos de oro. El 10 de febrero, el último de los judíos abandonó Coro en un barco enviado por el gobierno de Curazao para rescatar a sus ciudadanos. En un panfleto circulado ese día en Coro se informó a la población que con alegría vemos nuestra tierra libre de sus opresores...Los judíos han sido expulsados por el pueblo.

El gobierno de Curazao protestó fuertemente la expulsión porque dañaba el intercambio comercial con Venezuela, alegando los derechos que Venezuela debía a los extranjeros de acuerdo a los tratados de internacionales. Los holandeses pidieron la compensación por las perdidas de los judíos y su retorno seguro a Coro, y pusieron en la Guaira tres buques de guerra para negociar los términos. Caracas ignoró la petición alegando que si los judíos se consideraban perjudicados, debían demandar en una corte venezolana.

Resolución

La lucha diplomática continuó por tres años, hasta que dos militares venezolanos confesaron haber escrito los panfletos incendiarios y anti-semíticos en 1855, pero tras invocar el derecho a la libertad de expresión fueron absueltos de todos los cargos.

Finalmente, el 6 de mayo de 1858, el gobierno de Venezuela aceptó pagar los daños y garantizar el retorno de los judíos exiliados de Coro. El 6 de mayo de 1858, un nuevo panfleto circuló en la ciudad diciendo que, El pueblo de Coro no quiere a los judíos. Fuera, váyanse como perros; y si no se marchan pronto los zamuros van a disfrutar con su cuerpos.

Igual algunos judíos volvieron bajo la escolta del nuevo gobernador militar, menos que los que se fueron, y hoy día el cementerio utilizado por los colonos es considerado como Monumento Nacional desde marzo de 2004, y es el más antiguo aun en uso en Sur América.

En junio de 1902 hubo otra erupción de xenofobia en Coro, y los judíos buscaron asilo en Curazao, el cual fue otorgado por el gobernador de la isla J. O. de Jong van Beek en Doorn, quien envío el buque de guerra Koningin Regentesse a protegerlos. De regreso a Curazao trajo ochenta mujeres y niños a bordo. En julio de ese mismo año, el mismo barco fue enviado a La Vela de Coro por el resto de los judíos, y tan solo unos pocos se quedaron allí para proteger las propiedades de los exiliados.

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